Vaciando armarios (y II)



Irene Adler, alias "Destino" fue una mutante, ciega físicamente pero que podía "ver" todo lo que iba a pasar en los años venideros, no podía cambiarlo pero sí podía dejar constancia por escrito qué sucedería, a modo de advertencia para los que vinieran detrás.

Para no volverse loca, trató de encauzar sus visiones de una manera críptica. Tras su muerte, Los Diarios de Destino desaparecieron y un grupo de Hombres-X capitaneado por Tormenta, y entre cuyos miembros estaba su hijastra Pícara, trataron de recuperarlos para que no cayeran en manos enemigas.

Desde el 30 de marzo de 1991 hasta el 19 de noviembre de 2002 llevé mis diarios. Pero como no soy ni Irene Adler ni Nostradamus, son de lo más normal del mundo. Todo lo normal que yo pueda ser, obviamente.

Si en puede parecer extraño que en una caja quepa una vida, a través de libros y cd's, más bizarro es que en tres libretas (el típico diario con llave de "Mi primera comunión", otro más pequeño, regalo de unos amigos, también de llave y una libreta de MiquelRius) se recojan los últimos años de colegio, la pelea con tu mejor amigo de toda la vida, el conocer a gente en un verano que supuso un cambio enorme, el periodo del instituto, el empezar de cero con otra gente, o el mes que te tiraste sin salir a la calle porque no tenías con quién, viajes de estudios (Pirineos, Atenas, París), veraneos familiares por el norte de España, el comienzo de la universidad, el rollete "a vueltas de todo" cuando acababas de empezar a vivir, los desengaños académicos, los nervios con los exámenes orales, tus primeros escarceos amorosos a edades en los que otros ya han gastado más paquetes de condones que tú de kleenex...

Entradas con un lenguaje infantil, etapa del pavo, el mundo en contra tuya, nombres de gente que ya sólo son una cara borrosa, amores más imposibles que una mosca atraviese el cristal de la ventana, calentones que no llevaron a ningún lado, dibujos, lenguaje semi en clave, citas de canciones o párrafos de libros que te llamaban la atención, los carnés del instituto con esas gafas de concha hoooooorrorosas, el pelo a lo cazo con un flequillazo muy ninetys, notas de exámenes, entradas de bares, algún menú del banquete de una boda... Y una última entrada:

"Aquí estoy, compréndeme.
Mídeme con la vara de tu propia experiencia,
no juzgues la derrota de mi vida
con más severidad
de la que usarás
para juzgar la tuya"

No es mío, es de Maruja Torres, pero demuestra que ya hace ocho años era igual de pedante que ahora.

Once años de mi vida que da miedo y vergüenza ajena abrir y releer. Pero una cosa está clara: ésto sí que no va a la basura.



[Canción recomendada: Suzanne Vega "Book of Dreams"]

8 Aeroguatutadas:

MM de planetamurciano 17 marzo, 2010 17:14  

La adolescencia vista desde fuera es igual de vergonzosa y da el mismo miedo a todo el mundo. Creo ke hay ke hacer un trabajillo mental y asumirla, porke al menos en mi caso, bastante hice con sobrevivir...

el escriba 17 marzo, 2010 22:53  

Sé que son cosah mu secretah, pero espero que algún día las publiques, porque me las leería.

hm 17 marzo, 2010 23:11  

Uy... adolescencia... eso qué es... estoooooo... yo pienso que sí, que será vergonzoso, pero estoy seguro que ha sufrido y ha disfrutado mucho volviéndolos a encontrar.

sin leerlos, le digo ya que me gustan más sus diarios que los de la Adler esa, por que sé quien es usted ahora.

Sr_Skyzos 18 marzo, 2010 09:36  

*Murciana Marrana: A veces pienso que es una fase necesaria, la de pasar por ahí. Claro está que eso lo digo ahora, que metido en la adolescencia bastante malos rollos llevaba yo en la cabeza.

*El Escriba: Lo mismo me arrancó algún día y publico algo aquí; pero no creas que merece tanto la pena.

*HM: Ains, qué guapo eres, jodío.

Sufur 19 marzo, 2010 08:30  

Pues ojalá yo hubiera hecho algo así. Aparte de sonar deliciosamente decimonónico, lo de llevar un diario me parece un ejercicio tremendamente útil. La mente es muy puñetera (al menos la mía lo es) y tendemos a ir olvidando muchas de las cosas que nos definen. Con el paso del tiempo vamos cambiando, y no nos damos ni cuenta. Para conocernos a nosotros mismos tenemos que comprender nuestro pasado, y el diario ayuda mucho. ¡Guárdalos por muchos años!

Sr_Skyzos 19 marzo, 2010 10:28  

A mí me vino muy bien, era como una especie de exorcismo. Sobre todo para cosas que en esa época te daba miedo de decir en voz alta.

Y luego, que tengo pormenorizadamente todos los viajes que he hecho en esos once años, que también tiene su aquel.

Gárgamel 19 marzo, 2010 13:54  

¡Uy! Pues yo quemé los míos hace tiempo. De mi adolescencia ya me acuerdo demasiado como para estar releyéndola. Lo curioso es que sólo me acuerdo de lo malo...

Y ya era hora que asomara su lado pijamero por aquí... :P

Gárgamel 21 marzo, 2010 20:26  

Yo le imagino más con pantuflas de esas con la puntera abierta enseñando las uñas de los pies con el esmalte descascarillado... :P

(Lo de la bata de raso y los rulos estilo Mildred Roper es opcional)



Aeroguatutú, que se llama "aero" porque vuela, "gua" por que va por el agua y "tutú" porque, cuando rueda por la carretera, hace "tú...tú..."


Boy Lornsen.


{elaeroguatutu@hotmail.com}