El pasado jueves 19 de enero, fui uno de los elegidos, junto con mi churri y media comunidad universitaria de Murcia, a asistir al preestreno de "Brokeback Mountain: En terreno vedado".Reconozco que, al igual que la mayoría de las obras de Ang Lee, es de lento desarrollo y de lenta digestión. Salí con la sensación de ver una película más y que el boom que le habían dado no era para tanto... Pero hoy, 21 de enero sigo dándole vueltas de una manera inconsciente a las imágenes de cada fotograma. Resultado de la cuestión: que cada vez que vea una camisa de cuadros o vaquera y el poster panorámico de "Marlboro Country", se me va a hacer un nudo en la garganta. Por supuesto, al que pregunte que qué me pasa en los ojos, le diré que son las lentillas que me están molestando...
"Es una sensación extraordinaria, física y psicológicamente, la de sentir en un momento real, presente, que agradas a alguien, que hay alguien dispuesto a luchar por
tí o por tu causa, que suscitas emociones en otro. Los actores, pintores, músicos,
todos los artistas quizás están acostumbrados a esa sensación. Pero el aficionado, el novato no puede evitar el peso de la vergüenza y la oscura humillación que conlleva. El ardor que sientes por dentro, los rasponazos y chirridos de una simpatía compasiva, cálida, inmediata, que apenas ha comenzado a entrenarse en mantener las distancias, cada vez más frías, en las respuestas políticas, el egoísmo, la compasión... Todo esto te espanta al verlo unido a aquella sensación de agradar. No sabes si te están invitando a participar en una historia,
o si, tal vez, vas a encontrar una respuesta a las preguntas de tu infancia...
O un premio, tal vez un premio.
Y los sollozos y ahogos
infantiles del momento real se mezclan con fríos aleteos de percepción. La sensación de poder es sofocante y cruel, sofocante en el aspecto sexual sobre todo. La sangre fluye en un infatigable ejercicio de voluntad, como un desfile...
Permanecer sereno ante esta realidad es algo que está a tu alcance, sin duda, pero que no controlas enteramente a tu arbitrio. Son los sentimientos, la voluntad de otro los que actúan; es obra de una "atmósfera"... Tú te limitas a reaccionar.
Sabes que no eres tú, sino alguien que podrías ser, un papel en este enigmático carnaval, que representarás durante meses o años, o tal vez durante gran parte de la vida.
Y que podrías perderlo. Porque pierdes mucho, minuto a minuto.
La sensación de pérdida cala en tu sangre, en tus músculos. Parecía todo confuso y romántico, sí, pero no era en absoluto romántico, y lo sentías como una realidad inquietante.
Te han formado o preparado para el poder, para algo semejante a esto; pero eres inexperto y, por lo mismo, peligroso: tu fuerza es la de un cachorro.
Pero no sabes hasta dónde alcanza: aún no lo has puesto plenamente a prueba. Eres vulnerable a los engaños y trapacerías, a las diferentes clases de violencia, de frialdad, de amenaza. Y sin embargo, eres temible al mismo tiempo, siempre...
Temible como un animal de imponente colmillos, como un grito. Tus miradas encierran una tremenda carga de amenaza, lo mismo que tus gestos con la cabeza, y haces daño mires donde mires.
Hay una política en juego en esa tramoya de miradas que te magnifican. Tu desprecio tiene una significación aplastante:
el poder de hacer pestañear a otros y tal vez concitarte para siempre su odio."
Harold Brodkley
"Amistad profana"
[Canción recomendada: Natalie Merchant "Carnival"]
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