(Se adelanta el milagro de los jueves al miércoles, que hasta los santos y sus quehaceres descansan el 1 de mayo... Mañana todos disfrutando de las playas, las montañas y los atascos de las autovías de Españñññña.)
El tío de mi Juani vive en Alcanfor de las Infantas, un pueblo-pueblo. De esos de toda la vida, con su verbenas patronales, su pregón del alcalde y su encierro con vaquillas.
Pues bien, el tío Faustino (que así se llama) tiene casi unas ochenta primaveras y el pobre no ve bien, sólo bultos y manchas, por culpa de su antigua profesión, que lo ha dejado más ciego que un gato de porcelana.
Pero Faustino todavía continúa en la brecha, y en su segunda juventud está viviendo lo que no pudo hacer en la primera, por culpa del trabajo y la época que le tocó vivir. Así que, ha decidido salir los sábados por la noche de marcha, recogiéndose a las siete de la mañana, no sin antes pasar por el puesto ambulante de churros y comprarse un cucurucho para desayunar.
Sigue las modas a rajatabla, y como buen lector de revistas de tendencias, sabe que los colores ácidos son un must esta temporada, así que los combina en su indumentaria: camiseta, pantalón y gorra naranja butano, camisa verde pistacho y completando el look total, unas gafas de sol, “porque le dan un aire interesante”.
Pero el tío Faustino de mi Juani está casado, con la tita Maruja. Y la tita Maruja está algo celosa de la vida nocturna de su marido, así que también lo acompaña en sus noches de farras. Imaginad a la pobre, operada de cadera, apoyada toda la noche en una pared de la discoteca del pueblo, mirando a su media costilla y oteando el horizonte para que ninguna lagarte se le acerque.
Y todo eso porque últimamente La Charito, la fresca del pueblo no para de remolonear alrededor de él. “No es que La Charito sea un poco putón, es que cobra de verdad, está en nómina de vida alegre”.
Como véis, el espíritu canomoriense brota por los cuatro costados de esta piel de toro, sólo hay que saber dónde mirar. Y llevar la cámara siempre encima, para no perderse momentos como éste.
[Canción recomendada: Manolo Escobar “Frena ese fuego, muchacho”]