De perros flacos y pulgas

Estoy hecho un cuadro.

En plena época de exámenes. Ayer me tiré todo el día en casa estudiando. Gracias que Mi Santo aceptó mi invitación a comer en casa y nos vimos cinco minutos, rompiendo el celibato que me había impuesto (1). Y es que, entre los estudios y el trabajo, no saco tiempo ni de debajo de las piedras.

Mi cuerpo es caprichoso:

_Me ha vuelto la caspa galopante,
y en los ratos de hastío me acuerdo de cierta secuencia de
“El club de los cinco” (donde una de las protagonistas dibujaba una casa y hacía como que nevaba moviendo su pelo),
pero no llega a tal grado… todavía.

_Duermo poco y descanso menos.
Hacía mucho tiempo que no soñaba, y últimamente sólo son pasajes surrealistas:
me cambian de sección en el trabajo y tengo que hacer malabarismos en una escalera para pintar un mural que ríete tú de los de Diego de Rivera;
discuto con gente que hace eones salió de mi vida; continúo de fiesta después de haberme recogido y al despertarme no distingo sueño y realidad…
Y lo mejor es cuando me levanto al día siguiente y me miro las ojeras en el espejo, me da por reírme: reconozco que siempre me han parecido hasta atractivas…

pero claro, cuando las tienes parejas.
Mi ojera izquierda casi no existe
y la derecha parece un muestrario de Titanlux,
de la amplia gama de granates de la casa…

_Tengo una leve reacción en la piel,
en la cara, que, en estados de carestía o estrés le da por manifestarse y reclamar su propio Estatut, por mucha crema que le ponga.

_Las gafas de montura metálica me han levantado un poquillo la piel
justo donde "éso-que-no-son-las patillas" y que sirve para que se apoyen (con perdón) en la nariz y he vuelto a las antiguas (de pasta y poperas).


_Y como siga un día más encerrado en casa estudiando,
me voy a cargar a la hija de mi vecina, que se dedica a jugar al “Singing Star” y despertarme de la siesta,
confundiéndola con los ladridos de un perro dolorido…
Nena, que tu futuro no es la próxima edición de “O.T.”ejem...

Eso sí, estoy llevando bastante bien lo del régimen y ya llevo casi siete kilos menos… Mi trabajo me cuesta, ea.

Asínque, si tardo algo más en actualizar (que lo dudo, porque últimamente mi vida social se circunscribe al pecé), ya sabéis por lo que es.

(1) En el colmo del surrealismo dieciochesco, hace dos semanas detectaron un caso de tuberculosis en mi facultad y hasta que no me dieron los resultados… nasty de plasty. Por cierto, estoy limpio.


[Canción recomendada: La Casa Azul “Superguay”]