Lisboa en otoño (y IV): Masonería con vodka




En Sintra ya habíamos estado en agosto del año pasado, viendo el Palacio Nacional y el Palacio da Pena, pero se había quedado pendiente la Quinta da Regaleira.

Ir a Sintra es hacer un viaje en el tiempo. Y más en esta época. Un paraje montañoso, rodeado de un bosque. Con una niebla del carajo y ese peculiar chirimiri, que te moja sin que te des cuenta. Postal más dieciochesca no había. Sólo con ver casas como la de la foto de arriba esperabas que te saliera al paso el vástago de Mary Shelley o alguno de sus primos.

Y todavía no habíamos llegado a la finca en cuestión.


La Quinta da Regaleira fue comprada a finales del siglo XIX a la baronesa da Regaleira por António Augusto Carvalho Monteiro, quien había hecho fortuna en Brasil gracias al café según unos, a la trata de esclavos según otros. Contrató a Luigi Manini, arquitecto y escenógrafo de óperas, que le dio el toque fantasmagórico y romántico tanto a la casa como a los jardines. Hay una multitud de simbología masónica y de los Rosacruces a cada vuelta de la esquina. Incluso, según la leyenda negra de la casa, por las noches todavía se oyen ecos de los ritos que se realizaban... Que sea verdad o puro márketing depende de las ganas de cada uno.

Estuvimos alrededor de cuatro horas dando vueltas por todo el conjunto, y la sensación que se te queda es que estás en otro mundo irreal, un híbrido entre “Dentro del Laberinto”, “Reloj de luna” y “La casa de las escaleras” de Erscher.

La finca está situada en una ladera, por lo que los jardines van subiendo por un recorrido serpenteante, desde un paseo flanqueado por dioses de la mitología clásica hasta una plazoleta con la escultura de un león expectante. Todo mezclado con una vegetación que choca en esta zona (¿qué coño hacen aquí unas palmeras?) y que se va volviendo más y más salvaje conforme vas subiendo.



De allí, llegas a unos bancos (o fuentes) con las figuras de Dante y Beatriz (que también hay referencias a la "Divina Comedia"), hasta la puerta de la Gruta del Laberinto, con un lago semisubterráneo. Es un pequeño ejemplo de lo que te irás encontrando: un sinfín de cuevas, pasadizos y grutas interconectadas. Por lo que entras por un sitio y apareces en el lado contrario. Por ejemplo, la capilla del Palacio:


Una construcción que, a pesar de su tamaño, no pierde ninguno de los elementos catedralicios, tanto por fuera, como por dentro, ya que hasta tiene un coro desde donde ver el resto de la nave (que podría acoger a unas doce personas a lo sumo), como una cripta:


Que a su vez tiene un túnel que se bifurca en dos: uno de los pasajes te conduce a la puertas de la mansión y el otro, totalmente a oscuras (y que no cogimos por falta de llevar una linterna), al Pozo Iniciático. Que aquí se podría decir lo de que “todos los caminos conducen” a él en vez de a Roma.


La entrada principal al Pozo Iniciático está flanqueada por dos monstruos acuáticos a los que hay que “vencer” para entrar en el oscuro seno de la montaña, para poder llegar a la luz, no sin antes sufrir el peregrinaje de dicha torre. Una especie de nacimiento-muerte-renacimiento.



Al salir de este pozo, te das cuenta de que, desde fuera, no verías nunca dónde se encuentra situado.


Pero es que si decides subir directamente, te perderías el resto de caminos que te llevan a otros rincones de los jardines, como este lago (sí, es un lago, con algo verde por encima, pero mi pie da fe de que debajo había agua, ejem):


Seguimos dando vueltas buscando la Gruta de la Virgen pero al final llegamos a la conclusión de que, en pleno siglo XXI, ya no quedan vírgenes ni en Portugal, así que cogieron la cueva y la tapiaron con esta puerta:


Y esta es la versión oficial, que al capullo de mi novio no había manera de bajarlo para ver la casa por dentro si no lo veía TODO antes…


La mansión en sí también tiene lo suyo, como su salón, con el techo de piedra y decorado con escenas de caza. Pero lo más impactante es subir a la última planta y poder pasear por lo que era la biblioteca de Carvalho y su laboratorio… Y llegar a la salida a través de un pasadizo secreto…

Después de una mañana así, el broche del viaje fue ir a cenar al único restaurante ruso de Lisboa, a dos calles del piso de Shepperdsen, que ya era hasta coña lo de que se iba a venir de su estancia sin haber ido nunca, pasando siempre por la puerta. Un local de dimensiones reducidas, con las paredes pintadas en negro, rojo y plata, con carteles de estética propagandística rusa y un menú que, si bien era más caro que el resto de restaurantes portugueses, estaba bastante bien. Aunque ni probé el vodka en todas sus variantes ni me dejaron pedir unos canapés con huevas rojas de esturión porque valían 55 euros la ración...


Y sacabó. Al día siguiente al aeropuerto y vuelta a la realidad. A la rutina diaria del trabajo, y a hablar con el respectivo vía sms, msn o la madre que parió a las siglas.


[Canción recomendada: Portishead “Mysterons”]

19 Aeroguatutadas:

Anónimo 11 noviembre, 2008 23:55  

Perdone, perdone, ¿he leído: "ni me dejaron pedir unos canapés con huevas rojas de esturión"? Si no lo pidió fue porque no quiso. Andayá. Y si después de meternos aquél postre aún se quedó con ganas de tomarse un vodka, lo suyo no tiene nombre.

Sr_Skyzos 12 noviembre, 2008 00:04  

Vale, vale. Yo creía que no valía el entrante 55 euros. Y sí que me quedé con ganas de probar vodka, pero era o eso o explotar.

Anónimo 12 noviembre, 2008 02:16  

Por usar un vocabulario más preciso: a las huevas de esturión se les suele llamar caviar.

Sr_Skyzos 12 noviembre, 2008 10:22  

Jaaate que siempre se me pasa.

Peritoni 12 noviembre, 2008 11:04  

Jooooo, ese palacio nos lo perdimos nosotros!, no nos apareció en ninguna guía ni recomendación...:-/ y es una pasada. Bueno, para cuando volvamos...

Sr_Skyzos 12 noviembre, 2008 11:22  

Es propiedad de la Cámara de Comercio de Sintra que tiene su sede allí (a la vez que una cafetería en un jardincillo al lado de la casa), y la verdad es que si me dan a elegir entre el Palacio da Pena y esta finca, no sabría qué contestar...

MEG 12 noviembre, 2008 14:03  

Qué gustazo de casa y finca, anda que no debió disfrutar nada el dueño originario de todo, porque es, como bien has dicho, mezcla de cuentos y pelis. Ahí se podrían rodar metros y metros y metros de película y seguro que no se reflejaría totalmente lo que da de si el sitio.

Shepperdsen 12 noviembre, 2008 14:26  

* Dear Meg, pues la verdad es que no disfrutó mucho porque la obra fue como el Escorial y al poco de acabarla la espichó su señora (primero) y él (después). Como se lo cuento.
* Dear Sr.Skyzos, en realidad es propiedad de la Cámara Municipal de Sintra (uséase, del Ayuntamiento).
A mí el Palacio da Pena me sigue pareciendo más romántico (por cierto, aún no me ha llevado a ver los jardines, la próxima vez, tráigase las botas de senderismo)
* Dear Peri, la Quinta da Regaleira entró en mi versión de la Guía de Lisboa y alrededores en cuantico la ví en persona.

¡¡Uys, pero si este no es mi blog!!

Gesualdo 12 noviembre, 2008 18:17  

Pues no he visto yo la casa esa y tiene buena pinta. Yo el mayor recuerdo que tengo de Sintra, en mi úlitma visita, el año pasado por estas fechas es el tremendo agobio por la cantidad de gente que había por todas partes, la cosa queda perfectamente resumida en esta pintada cerca del palacio nacional.

http://fotos.subefotos.com/1f84fa15d4a97dbe22905c4a2602dee8o.jpg


Por cierto que a mi el palacio da Pena me parece un horror.

Saludos

Gesualdo 12 noviembre, 2008 18:19  

Me parece que he pegado mal el enlace de la foto, a ver si ahora.

http://fotos.subefotos.com/1f84fa15d4a97dbe22905c4a2602dee8o.jpg

Sr_Skyzos 12 noviembre, 2008 18:24  

*Meg: Ya le ha contestado aquí mi susodicho. Yo creo que el cabrito del arquitecto, viendo que se acababa la obra y se iba a quedar sin curro, le iba proponiendo nuevas reformas al dueño, que por muy artista que fuera, seguro que tenía que comer todos los días.

*Shepperdsen: Es usté un metomentodo. Si quiere contestar, hágalo en su blog... que tiene una serie de freakis a medio.

*Gesualdo: Al final fuimos sábado, pero la idea era ir entre semana para esquivar a las hordas de turistas, pero es que no había nadie. Vamos, nadie para lo que vimos en verano, que aquello era imposible.

Unknown 12 noviembre, 2008 18:30  

coño!! como me gustan lso jardines así, llenos de misterios.

hm 12 noviembre, 2008 22:01  

Me ha encantado el palacio ese... cuando sea un millonario loco que quiera destruir el planeta me haré uno igual, jajaja...

Voy a tener que dejar de posponer mi siempre-pendiente viaje a Portugal a reencontrarme con mis raices... está mucho más chulo de lo que creía.

Mr.Celofan 12 noviembre, 2008 23:19  

Me han gustado mucho las fotos, he de decir.

Sr_Skyzos 13 noviembre, 2008 09:37  

*Fanmakimaki: Pues imagina lo que es pasear por los túneles iluminados sólo por la luz del teléfono móvil. Acojona.

*HM: A usted le va más una isla paradisíaca reconvertida en algo así.

*Mr. Celofán: Se agradece, pero el mérito se lo lleva totalmente el paisaje.

Anónimo 13 noviembre, 2008 14:42  

He disfrutao del post como un enano. Mi cuñao me recomendó la Quinta da Regaleira cuando fui a Portugal y fue una pasada, a mí me gustó más que el Palacio da Pena.

¿No le hizo fotos a la biblioteca infinita con el truco de los espejos?

Yo cuando fui había agua en el estanque donde está Su Santo.

Sr_Skyzos 13 noviembre, 2008 20:36  

Había agua, pero tenía esa capa de ¿hierba?¿plantas? COSA verde.

Y la biblioteca me dio un canguele que pa qué, porque parecía que te ibas a caer por algún lado si te acercabas a las estanterías.

Anónimo 14 noviembre, 2008 10:12  

Menudo sitio TAN ALUCINANTE;tengo ke ir como sea. Cuando estuve en Sintra de ese sitio ni me enteré, así ke otra razón más pa volver.

Sr_Skyzos 14 noviembre, 2008 10:42  

Está apartado del centro, era una de las cosas que me quedaba pendiente por hacer en Lisboa, y de verdad que no me arrepiento de haber ido. Y menos en esta época, que le daba un aire algo más tétrico.



Aeroguatutú, que se llama "aero" porque vuela, "gua" por que va por el agua y "tutú" porque, cuando rueda por la carretera, hace "tú...tú..."


Boy Lornsen.


{elaeroguatutu@hotmail.com}