Libros-vampiro

En “El Planeta Imaginario” había un personaje que me ponía los pelos de punta. Era un enano, vestido de niño y con voz de mujer que escondía un secreto: era un vampiro de libros, a los que mordía y absorbía todo lo que tenían las páginas, dejándolos en blanco. Me acuerdo que incluso explicaba cómo hacerlo y me sorprendí a mí mismo alguna vez haciendo la prueba en casa de mi abuela.

Al igual que hay “vampiros de libros”, hay “libros vampiros”. De esos que te enganchan y te hacen perder la noción del tiempo.

Es lo que me ha pasado con “El juego del ángel” de Carlos Ruiz Zafón.

Retoma la Barcelona de “La sombra del viento”, adelantándose a la trama de éste en unos años y repite una serie de patrones que me tiraron de espaldas en un principio: protagonista masculino que es a la vez el narrador, una madre ausente… Pero te va haciendo que te adentres de tal manera que no puedes más que pasar una página tras otra y seguir leyendo.

Y termina gustándote. Sólo por poder volver a visitar El Cementerio de los Libros Olvidados ya merece la pena.

Se me siguen poniendo los pelos de punta cada vez que pienso en Andreas Corelli y si la intención era asustar al lector, conmigo lo consiguió. Acojonaíco estaba la otra noche a las tres de la mañana leyendo y pensando que ni borracho de Agua del Carmen iba a ir al baño, por muchas ganas de mear que tuviera, que el pasillo era muy largo y estaba muy oscuro.

A lo mejor no está tan bien resuelto como el primero, pero personalmente lo prefiero, por la “vuelta de tuerca” que le da a la trama y porque así evita que las comparaciones entre las dos novelas sean mayores que las que ya hace el lector. Ha ido un paso más allá en la historia, rozando casi la novela gótica, de manera consciente, esquivando en lo posible sus clichés.

El problema ahora va a ser encontrar un libro que me enganche de tal manera.



[Canción recomendada: Julee Cruise “The Nightingale”]