
"Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor".
“Fama”
Lydia Grant
Vamos a ver si le vuelvo a coger el ritmo a esto del blog, que después de los exámenes... O me voy a tener que aplicar el post de hoy.
El pellizcar los quince minutos de fama de los que hablaba Warhol están al alcance de cualquiera, sin necesidad de recurrir a airear las miserias propias por televisión… el tener que salir de viaje, que te maquillen, aguantar el calor de los focos… ¿para qué, si lo puedes hacer desde casita, conectado al ordenador?

Creamos con ilusión nuestra bitácora particular, esa ventanita al exterior sobre vivencias propias, sentimientos o aficiones. “Muchos son los llamados, pocos los elegidos”, y es que la gran mayoría de blogs no duran más allá de la mera novedad. Después de estar unos meses (el que más) actualizando de manera periódica, dejan de hacerlo, desapareciendo de la red su propietario.
Por aburrimiento, dejadez o por no poder soportar el compromiso o la obligación que supone el proveer de contenidos más o menos llamativos.

Tenemos el otro extremo: en los que el propietario no se aburre, pero aburre a su exiguo club de lectores. Son sólo recomendables en periodos de insomnio, porque te hunden en un sopor…
Actualizar un blog no se reduce a contar una y otra vez las juergas que te pegas con tus amigos (a nadie le importa lo bien que te lo pasas con Kuki y Puchi en las fiestas de tu pueblo... bueno, a Kuki y Puchi sí), colgar vídeos de gilipollas haciendo el ídem (cuando ves ochocientas veces a un adolescente chillando al ordenador, deja de ser gracioso), o de tu grupo favorito (toooooodos hemos visto hasta la saciedad a Britney haciendo el ridi en la MTV), chistes, memes o forwards que llegan a tu correo. O lo que es peor, plagiar posts de gente con más chispa que tú. Que esto es como una corrala, un patio de vecinos y los seis grados de separación están más cerca de lo que crees, nene…
Tener un blog es todo eso y mucho más. Y hay pocos que lo sepan (Pei podría ser uno de ellos.) El secreto es ser un buen cocinero, y dar con la medida justa de vivencias, pensamientos, música y demás chorradas que definen tu personalidad. Porque, no nos engañemos, aunque digamos que escribimos para nosotros mismos, bien que miramos el número de comentarios y de visitas diarias en el contador. Hay que alimentar el ego.

[Canción recomendada: Dragonette “Take It Like A Man”]