El sábado era 29 de noviembre, festividad de San Saturnino, obispo y mártir, que fue atado a un toro que iba ahora paquí, ahora pallá. Evidentemente, el pobre dejó el suelo hecho unos zorros con todos los sesos por ahí tirados. Claro, que era hombre y no se preocupaba nada por la romanita que tuviera que fregar la escaleras luego…
En fin, que no podíamos dejar de festejar tan entrañable fecha y el grueso (con perdón) de la comisión canomori se fue de cena: Meg, Baccara Bianca & Baccara Preta (el dúo más famoso después de Rondell Oro-Rondell Verde), A.R. del Safuán y la Sra. Amparo (espectaculares todas ellas), Chemas, Fuensi, Terciopelo Azul y Totó (el jodío, que está más duro que la piedra, con razón tiene esa cara de alegría la Baccara Preta), a los que luego me uní yo endrogado gracias a un tirón de espalda a la maniera sueca.
El centro de operaciones resultó ser un restaurante italiano, donde cayeron unas cuantas botellas de vino y varias rondas de limonchelo, cortesía del camarero, oriundo de Asís, pasando por Málaga y aterrizando en Murcia. Al que más de una y más de uno nos quedamos con ganas de meternos en sus pantalones: un hombre rotundo, con sus carnes (nunca sentó tan bien una barriguilla), su culo respingón, una barba y una sonrisa que quitaba el sentío
Después de unos regalicos de empresa de A.R. (que si lubricantes de chocolate, que si ampollas de rejuvenecimiento) y tras engancharse Fusiforme fuimos de bares, hasta acabar la parte superior de un coto de heteros. En el lugar donde más sitio había. La cuarta planta de El Corte Inglés, mismamente. Para que los murcianos me entiendan: algo así como La Serreta. Una sección enterita de saldos y rebajas. Que no digo yo que no exista vida interior (intestinal o no), pero había cada armario candidato a ser inmolado a lo bonzo... Querido, aprende a distinguir entre la ropa para ir a trabajar al banco y la de ir de caza. Y no, mocasines y calcetines blancos, never more.
Y son estos momentos de alcohol y exaltación de la amistad cuando se alcanzan cumbres de clarividencia: porque ya llegados a una edad, la mejor frase para ligar es la que titula el post. Sí esa de ahí arriba, la de "busco tío pa follar y lo ke surja." Nada de "busco chico simpático para amistad" y esas cosas... Vamos a ver, primero nos quitamos las telarañas de la entrepierna, un “yo te doy cremita, tú me das cremita”, y luego, si es que tal, pues ya nos conocemos y nos caemos bien y vemos si tenemos las mismas inquietudes intelectuales… que para encariñarme con algo que me provoce el mismo deseo sexual que un potaje de acelgas, me compro un ficus benjamina y por lo menos me decora el salón. Y para moverme sólo la colita tengo mi perro, al que si quiero le puedo poner bozal y correa.
Al final, Baccara Bianca, A.R. del Safuán, la Sra. Amparo y mi menda acabamos la noche en casa de Terciopelo Azul, haciendo un botelleo que se mezcló con té verde Font Vella (un hallazgo), dulces andaluces y yogures La Lechera con sabor a turrón y galletas María… Ya, el que le encuentre explicación que lo diga. Pero es que la conversación tampoco iba a la zaga. El tema era “las grandes elecciones vitales”: ¿dulce o salado?, ¿la galleta, cuando se moja, te gusta que se quede blanda o tiesa?, ¿azúcar o sacarina?, ¿la parte de dentro de la empanada o el borde?, ¿polvo mañanero o nocturno, con premeditación y alevosía?, ¿con o sin luz?, ¿en silencio o diciendo guarreridas españolas? Y es que, ñoras y ñores, con dudas existenciales de menor calado se han perdido imperios...
Lo dicho, un post adolescentil.
[Canción recomendada: Pink “Get The Party Started”]