Tercer día.
Hoy tocaba visita a Windsor, el palacio veraniego de la familia real inglesa. Mientras esperábamos a San, estuvimos desayunando en nuestra habitación (¿adivináis qué? Sííí, barritas de muesli…) viendo la tele británica. La conclusión es que es igual de horrible que el resto de televisiones del mundo. Ejemplo: "The Jerry Kyle Show". Un cruce entre “La máquina de la verdad” y “El diario de Patricia”. El tema del día: “Mi novia embarazada se acuesta con otros hombres”. Y la novia del armario empotrado descerebrado, se defendía entre lágrimas diciendo que ella sólo se había acostado con uno y besado con otro… y que su novio se drogaba… En fin, Pilarín, que todas las tierras tienen sus frutos.
Mi peludo objeto de deseo
Antes de irnos de ruta, pasamos por su casa y estuvimos con Granny (la suegra) y Su Santa; para poder jugar con E. (su hija de casi dos años) y conocer a F. (el retoño de tres meses). Sinceramente, si yo soy un bebé o un pequeñajo de 20 meses y veo que mi sala de estar es invadida por tres insurrectos hablando un dialecto extraño, me cago por las patas abajo y no me suelto de las faldas de mi madre. Pues no. Ahí tenías a estos dos como si moverse entre tanto depredador fuera lo más normal del mundo. Una delicia, vamos.
Tras el paréntesis, nos fuimos a Windsor
. Nos pateamos un poco las calles, por el conjunto comercial, donde me dio un vuelco al encontrar en un escaparate el objeto de mi obsesión: el Osito Paddington, en todos sus tamaños y colores. No sin superar mi afán consumista, y tratando de sobrellevar mi síndrome de abstinencia de peluches, entramos en el castillo. Y digo castillo por llamar de alguna manera al macrorrecinto amurallado. Audioguía en ristre, nos adentramos por patios, pasajes, almenas, salones, capillas y demás parafernalia, con todos los ejemplos de lo que fue el Imperio británico. Una amenaza de lluvia nos acompañó en parte del recorrido y se mostró sin timidez cuando salimos del castillo…
Windsor & me (que conste que me cambiaba todo los días de ropa, aunque no lo parezca)
Terminamos (otra vez) corriendo bajo la lluvia (¡¡¡cómo odio a Gene Kelly y Frank Sinatra!!!) hasta entrar en el típico pub inglés, donde nos metimos entre pecho y espalda varios pintas de cerveza y varios platos, entre los que estaban el Sunday roast o un Chiken & ham pie. Para tener tan mala fama la comida inglesa, no estaba nada mal. Al salir del pub, vimos que el camino al castillo estaba vallado y lleno de policías. Como turistas que éramos, nos pillamos nuesto metro de verja para ver qué coño se cocía… y es que la posibilidad de ver de cerca el bolso de la Reina de Inglaterra, junto con sus guantes y su sombrero, era más que interesante… Pues no. Ella no apareció, pero eran las fiestas de Windsor, y por primera vez en la historia, dejó salir del recinto a la orquesta del castillo para dar un concierto a modo de regalo real (y es que sólo salen el día de Navidad para tocar villancicos) Y ahí tienes a veinte mozalbetes con un abrigo parecido al de mi madre y con unos tocados en el casco que ríete tú de las mechas de Belén Esteban. Eso sí, ilusión nos hizo un rato.
"No aceptamos peticiones de canciones de Bustamante"
3º_”South Park”
2º_”Tom & Jerry”
1ª_”Los Simpsons”
Al día siguiente nos esperaba el fin de fiestas: Londres.
La típica foto que no podía faltar
{Continuará}
[Canción recomendada: Ian Brown "Time Is My Everything"]
2 Aeroguatutadas:
Lo de mi "santo" se lo dice Elvira Lindo a su marido, creo.
Cuando estuve en London, en los alrededores de Buckhingam Palace pasa el tipico coche negro fiunnnn to rapido y luego la guardia real que iba a caballo se puso a tocar las trompetas, y es que Charles acababa de pasar. "Mi santo" todo emocionado: "He visto al Orejas! le he saludado!" como un crio chico. Y que alguien me explique qué son exactamente los beefeater, los "guardias" esos de abrigo rojo largo y gorra, porque yo ví a uno dando vueltas por un parque y oye, no caigo..
Mala suerte con los bocatas..
Y acerca de los que dice la ratona, es que ahora estás mu guapo.
Esperamos la cuarta parte.
Estando en la torre de Londres me dijeron que los beefeater era el nombre despectivo por el que el pueblo se refería a los guardias de rojo...., vamos los que ves allí, y nos insistió en que no les llamáramos así... pero somos españoles jijijiji y lo hacemos con cariño!!!!, pero después de saberlo, aiss ya no puedo llamarles así, lastimicaaa
En fin, eso es , por lo menos, lo que a mi me dijeron allí.
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