Superpoderes

“Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una
mujer, y la trajo al hombre.”

Génesis 2:22

Que las mujeres son de otra clase que los hombres, es más que evidente, por mucho que diga el Génesis que Eva surgió de la costilla de Adán. O eso, o la jodía de la Madre Primigenia se llevó la costilla buena y nos dejó las malas a nosotros. Porque si no, no se explica cómo una mujer puede compaginar vida personal y laboral:


Son algo así como Wonder Woman. No sólo las de hoy en día, las de antes más, parece que son de un material más resistente a lo que le echen.

Mi abuela materna sufrió un infarto cerebral hace seis meses. Desde entonces no se puede valer por sí misma, a pesar de que un tiempo a esta parte está recuperando la conciencia y entiende lo que pasa a su alrededor, no puede comunicarse nada más que con la vista. Cada uno de sus hijos se va turnando para cuidarla, además de tener a una persona las 24 horas a su atención. Los fines de semana, esta persona libra y se tienen que encargar mis tíos y mi madre. Pues bien, ese domingo, comemos todos juntos en la casa de mi abuela. Y mi madre ya lleva desde el viernes antes de irse preparando cosas para que no se note su ausencia en casa. Se levanta y empieza a cocinar a nivel industrial cualquier tipo de plato y capricho que sabe que nos gustan. Y ese domingo, no me preguntéis cómo, con los cuatro recursos que hay en la casa de mi abuela, prepara una mesa que tira de espaldas. Con una sonrisa en la cara y sin mención de cómo ha pasado la noche.

Y sin quejarse de sus propias dolencias, porque como ella dice, hay días que, si le hiciera caso a su fibromialgia, no saldría de la cama.

Lo dicho, son de otra especie.


[Canción recomendada: Mr. T “Treat Your Mother Right”]