Escatológicamente hablando

De verdad que, a estas alturas, yo creía que ya lo había visto todo. Vale, todo-TODO, no, pero que mi grado de asombro estaba ya a niveles estratosféricos, pues como que sí.

Para que lleguen otros y te digan que tururú, que todavía se puede llegar más alto. El triple salto mortal a una piscina llena de cocodrilos hambrientos a la vez que resuelves cien sudokus y recitas todas las demandas interpuestas por Anita “Madre Coraje” Obregón. Más sorpresas por metro cuadrado que en el vídeo de Marujita Díaz y el Parada, con la revolución que supuso el concepto “dame de comer paella” después de sus vacaciones en el mar.

¿Os acordáis de esto?


Dyson Airblade, el caprichitos de las nenas, el Boeing 747 de los secadores de mano, la revolución sexual en esto de “rápido y sin dolor” (que a algunos, lo de la higinie parece que le cuesta la vida.) Genial, ecológico, económico (que si no gasta toallitas, que si el Amazonas puede respirar aliviado, que si “¡No a la tala!” aunque no me veo yo a Tita Cervera encadenada a un secador de manos en un mingitorio público…)

Aquí su primo, Mr. Urimat:


Ok. Para concienciados, yo el primero. Pero a veces creo que puede haber hasta límites. No sé. De acuerdo en lo de que el agua es un bien preciado (si es capaz de volver a traer a la palestra la época de "Las dos Españas", por algo será) y que andamos escasos de moléculas de hidrógeno y oxígeno, pero un meadero de los de pie que funciona sin agua, me tira de espaldas…

Y me tira de espaldas porque, por mucho que diga aquí el Sr. Calvo Con Trajecorbata, la orina huele, no sé si sólo en caliente o sólo en frío, pero desde que los instalaron en mi trabajo como que me da nosequé mear ahí.

En mi afán de parecerme a los reporteros de Interviú, también he hecho periodismo de investigación y trabajo de campo, por lo que, hete aquí, que me he inmolado he utilizado sus servicios más de una vez (para superar la primera impresión) y he sacado mis conclusiones:

a) A pesar de la peazopastillaazul de naftalina que los de mantenimiento habían puesto, la primera vez olía a pipí.

b) A pesar de que esa peazopastillaazul, la segunda vez seguía oliendo a pipí.

c) La Teoría de los vasos comunicantes me parece la mar de, ejem, higiénica (vamos, que lo de mear en un cacharro que contienen todavía restos de mis compañeros, inspira mucha confianza.)

d) El display publicitario que lleva en la parte de arriba, me da yuyu (atención señores, según la encuesta realizada, el 90 % de los varones que utilizaron Urimat, recuerda perfectamente el producto anunciado en el letrero luminoso) Mira, lo de la publicidad a lo mejor parece hasta raro, pero no está mal pensado, que siempre es más divertido leer algo que estar mirando los azulejos de la pared con cara de entender realmente la Teoría de la relatividad...

e) Es harto difícil, por su diseño, tener algo de intimidad y cumplir el decálogo masculino… Vamos, que veo bien que mi empresa intente estrechar lazos entre los compañeros, pero, como dice la sabiduría popular, “donde tengas la olla no metas… el mango.”

f) Estos urinarios no han sido pinchados para escuchas telefónicas por lo que Barbie Geriátrica y su exguardaspaldas Eloy pueden dormir tranquilos.

Así que, lo que han conseguido estos señores, por lo menos en mi caso, es que vaya a gastar más agua que antes, porque ahora entraré a hacer mis aguas menores en el cubículo del wc y no al paredón de los fusilados…


Pd: Al paso que llevo, me veo abriendo una etiqueta sólo para temas escatológicos.


[Canción recomendada: Donovan Leitch “The Pee Song”]